De unos viñedos de 50 años de edad, plantados en vaso y cultivados en secano, nace este vino tinto monovarietal de Garnacha Tintorera, una de las pocas variedades que tiene la pulpa colorada, además de su piel. Después de fermentar, el vino se cría durante más de un año en barricas de roble francés, adquiriendo aromas tostados y de madera.
Este proyecto tan especial empezó a rodar el año 2015 en la localidad toledana de Quintanar da la Orden. Su clara apuesta por las variedades autóctonas y minoritarias, de las cuales hacen microvinificaciones, y su viticultura de calidad y lógica.