Cuesta de las Liebres 2019 confirma la identidad única de esta ladera de
pendiente pronunciada y de la viticultura extrema que aquí se desarrolla.Una
viña de tinto fino guiada en vaso vertical, arropada por el pinar y el monte
bajo. 3,36 hectáreas plantadas en 1993 que extraen la esencia de los suelos
pobres en nutrientes de esta parcela sobre el valle de Carraovejas. El desnivel
consigue una exposición solar igual para todas las cepas. La cuna de un uva
apasionante. La interpretación exacta de un origen extraordinario. Elaborado
solo en vendimias excepcionales. La expresión de una viña precisa y pura. Un
vino radical, de raíz. Potente y muy persistente. Un vino auténtico.
El equilibrio climatológico de 2019
La añada 2019 se caracterizó por un invierno poco frío y con escasas
precipitaciones. Gracias a las abundantes lluvias del 2018, la viña conservó
una reserva hídrica que produjo un desarrollo perfecto durante
todo el ciclo de la vid. La brotación y la floración se desarrollaron de
una manera equilibrada en cada una de las variedades de la finca. El
envero y la maduración comenzaron en torno a la mitad del mes de
agosto y las bayas tuvieron un crecimiento muy homogéneo. La vendimia
se inició el 18 de septiembre, fecha en la que se empezó a recoger la
variedad más temprana, merlot, seguida del tempranillo y el cabernet
sauvignon con el que se finalizó la recogida el día 5 de octubre.
El poder de una parcela singular
El viñedo de la Cuesta de las Liebres se asienta en una acentuada
pendiente con una rica biodiversidad. Las vides, plantadas en vaso
vertical, lindan en la parte alta con un pinar en el que conviven
diversas especies autóctonas de flora y fauna. Las sales calcáreas de
tono blanquecino asoman en un terruño de marga caliza. La ladera,
que se encuentra en la parte más alta del valle, supera el 30% de desnivel
en algunos tramos. Esta pendiente unida al singular sistema de
conducción permite que todas las cepas se expongan al sol por igual.
Una viña única plantada en 1993. El resultado de la obstinación por
la viticultura extrema.
El carácter de un pequeño reducto
La uva de la Cuesta de las Liebres fue recolectada a mano después
de un seguimiento exhaustivo durante su ciclo de maduración. Se
selección en viñedo y se trasladó en pequeñas cajas hasta bodega,
donde pasó por cámara de frío y doble mesa de selección: primero
de racimo y posteriormente de baya. El mosto se movió por gravedad
en pequeños encubados. Las fermentaciones, alcohólica y
maloláctica, se llevaron a cabo en pequeñas tinas de madera de
forma espontánea para marcar la personalidad del terruño. El vino
permaneció 24 meses en barricas nuevas de 225 litros roble francés
de grano extrafino. Para una mayor protección el vino contiene sulfitos.
La añada 2019 se embotelló en la primavera de 2022.