La bodega de Elisabetta Foradori no utiliza productos químicos y trabaja bajo certificado biodinámico. El enorme respeto mostrado siempre por la naturaleza y la intensa observación en el viñedo permiten mostrar el rostro más nítido del teroldego, una variedad de montaña en cuya recuperación Foradori lleva más de 20 años trabajando intensamente.
Los viñedos de Foradori se encuentran en el Campo Rotaliano, una pequeña llanura escondida entre paredes rocosas escarpadas en la que, dependiendo de la composición del suelo, se pueden distinguir varios terruños. Las cepas resultantes de una selección masal de viñedos viejos, plantadas en 12 de esas parcelas de suelo aluvial, se combinan para dar forma a este vino.
El mosto de sus uvas fermenta en depósitos de cemento, a menudo con un pequeño porcentaje del raspón, y se cría durante un año en recipientes de madera y cemento de gran volumen que permiten preservar la esencia de la fruta al tiempo que concentran el vino.