Las fragancias del entorno, la naturalidad del viñedo, cultivado ecológicamente, y una intervención mínima en bodega son la base de un vino que recoge toda esta esencia del paisaje.
En el proceso de elaboración, una parte fermenta y se cría en barro, cuya presencia se intuye en el tacto granulado del vino, cubriendo de tonos terrosos la amabilidad de la garnacha. Su acidez silvestre (el viñedo se encuentra a 650 metros de altitud en una zona boscosa) lo lanza directo al paladar, si bien, tras un primer contacto impactante, se ablanda y deja sentir el carácter envolvente de la uva, tornándose fresco a la par que tierno, esponjoso y muy vivo.
Exedra es un vino elegante y armónico, de fuerte personalidad y carácter único.