Comparando los sentidos del gusto, el olfato y del oído, la riqueza aromática de un vino solo puede compararse a la riqueza tímbrica de la orquesta.
Así como la temperatura, la humedad, el oxigeno o la luz intervienen en el proceso del vino, la música también puede hacerlo, ayudando al vino a liberar la energía reprimida y conseguir el equilibrio a través del ritmo y la tonalidad.
A Pita Cega presenta aromas sutiles de flores y frutas frescas, azahar, jazmín, albaricoques, pera, cítricos, plantas aromáticas, lavandas y mentas, laurel, bollería, mineral de la piedra sobre la que se debaten a vida o muerte, cada día de su vida, las viñas.
En boca es intensísimo y armonioso, equilibrado por su fresca acidez, con trama muy fina. Gran final, largo, complejo y a la vez delicado.
Una gran riqueza de matices. Fuente: LA BODEGA